viernes, 1 de octubre de 2010

Caos delicioso III


Llueven líneas o, mejor, no llueven, solo se arremolinan, y es como si algún duende vomitara su locura de imperios y de orgías, sus neuronas en danza minimalista, su piel arrugada por el peso de los siglos ilusorios. Cree que existe y cree que nos sueña pero no sabe que en realidad es el Caos que lo diseña con trazos de arquitecto borracho o de poeta yuppie. Así es el caos, señores, como una manzana a punto de desencadenar pecados y más pecados... 

Sonidos (hay mucho para escuchar)

Paraiso Perdido

Paraiso Perdido